Have an account?

lunes, 4 de enero de 2010

Historias de la prehistoria

La prehistoria desde siempre me ha parecido una época de lo más fascinante; poder contemplar con tus propios ojos como vivía un diplodocus, ver volar a un pterodáctilo, saber como fue la infancia de Santiago Carrillo... ¡Quien pudiera retroceder en el tiempo!

Debo reconocer, no obstante, que la idea de abordar este asunto no fue mía. De hecho la inspiración me llegó el día en que mi sobrinito me hizo pensar en la posibilidad de escribir sobre este asunto al preguntarme si sabía cuanto medía un Trinaranjus Rex.

Eso me retrotrajo a mi propia infancia, y es que de niño me entusiasmaba cualquier cosa que tuviera que ver con la prehistoria. Los de mi generación recordarán esas entrañables películas japonesas que hoy provocarían la risa tonta. Bueno, pues recuerdo que a mi me impresionaron notablemente.

Durante mi niñez creo que no tenía muchas cosas que hacer, así que me aprendí de memoria muchos nombres y conceptos relacionados con la prehistoria, como por ejemplo la primera especie de homínidos a quienes se atribuye el descubrimiento de las cerillas: el hombre de Noardhenmal.

También descubrí cuales eran nuestros antepasados prehistóricos más directos; los que adquirieron por primera vez su caverna a través de una hipoteca. Sí, sí, esto ya viene de lejos, que os pensabais. De todos modos hay que destacar que este punto ha provocado un notable desacuerdo científico, así pues, mientras algunos aseguran que el primero en hipotecar su caverna fue el Australohipotecus, otros juran por San Cromañón que fue el Hipotecanthropus.

Donde no existe ni atisbo de controversia es sobre quien fue el primer homínido en utilizar vestimentas; el famoso Pithecontrapo. Y quizás, por la parte que me toca, a mi me llamaron poderosamente la atención unos restos arqueológicos encontrados en Cataluña. Al parecer se trataba de un homínido que no tuvo demasiado éxito, perteneciente a la rama de los homo ppsapiens politicus catalaniensis. Al parecer no logró adaptarse al clima imperante y no pudo prosperar, de ahí que se extinguiera muy pronto. Es el homínido conocido como Piquecantrhopus.

Bueno, lo dejo que mi mujer me pregunta que estoy escribiendo.

1 comentario:

  1. Que pena por él que no tuviera éxito y no supiera adaptarse a su entorno. Quizás si lo hubiera hecho seríamos un pelín diferentes. ¿tendriamos más pelo? no lo se, pero más brutos de lo que somos seguro que no, en esto no nos supera nadie. Me ha encantado tu blog, así que por aquí me quedo.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar